Quizás no lo sabes pero ese es el fondo de la cuestión, todo lo que hacemos, lo sepamos o no, es buscar la felicidad. Lo lógico es empezar buscando nuestra propia felicidad, y por ende, la felicidad de los que amamos.
Que la felicidad empieza por uno mismo es algo que nadie debería poner en duda, nadie que no sea plenamente feliz es capaz de hacer feliz a los demás. Y déjate de excusas, tienes todo el derecho a ser feliz. Durante años, que digo, siglos, nos han intentado convencer de que este mundo es un valle de lágrimas ,y tan bien lo han hecho que nos lo hemos creído. Pero no, no es cierto, quizás en estos momentos estés pasando una mala racha, de salud, o económica , o te haya dejado tu novio o tu marido, pero aunque ahora no lo veas, pasará, y saldrás más fuerte, más sabio y sabrás quienes son tus verdaderos amigos. Todos tenemos nuestra “noche oscura del alma”, desde el más santo hasta el más desalmado la han vivido, y después la luz. Claro que no siempre todo ocurre de forma que lo podamos entender de inmediato, cuesta, e incluso es posible que dejemos esta vida sin entenderlo, pero nada cae en saco roto, la experiencia queda impresa en el éter intemporal y vuelve contigo, va a donde tú vayas, queda en el archivo de tus existencias, nada se pierde. Y por eso nuestra felicidad ni siquiera hay que buscarla porque ya está ahí, escrita con letras de oro para nosotros, para cada uno por toda la eternidad, solo hay que enfocar bien nuestra intención y todo se materializará, sino lo crees, prueba, porque como alguien dijo la fe mueve montañas.
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